miércoles, 27 de abril de 2016

Insuficiencia cardiaca Alejandro Saucedo Cortes

Insuficiencia cardiaca.

La insuficiencia cardíaca (IC) es, actualmente, la causa más frecuente de ingreso hospitalario en mayores de 65 años a nivel mundial.
El daño se encuentra en las miofibrillas o una consecuencia es la sobrecarga hemodinámica excesiva y esto provoca una disminución en la fuerza que contrae el corazón. Esto tiene consecuencia en el llenado ventricular ya que la fracción de eyección disminuye con o sin la reducción del gasto cardíaco.
La insuficiencia cardiaca es uno de los síndromes clínicos más frecuentes en la práctica médica y se presenta cuando el corazón, a presiones normales de llenado, es incapaz de bombear la cantidad suficiente de sangre que requiere el metabolismo de los tejidos. En la insuficiencia cardiaca, como respuesta al gasto cardiaco insuficiente, se activan una serie de mecanismos neuroendocrinos sistémicos, que posteriormente, contribuyen al deterioro del cuadro clínico; es el caso del sistema simpático y el sistema renina-angiotensinaaldosterona, los cuales terminan produciendo daño endotelial, incremento de radicales libres, de la apoptosis, de la fibrosis cardiaca y generación de arritmias. También se observa un incremento en la liberación de péptidos natriuréticos, los cuales tienden a regular algunas de las respuestas neurohumorales exacerbadas, sin embargo, con el transcurso de la enfermedad su acción tiende a atenuarse. Celular y molecularmente se producen una serie de alteraciones en el manejo intracelular del Ca2+, así como en algunas de las corrientes iónicas que participan en la generación del potencial de acción de los miocitos cardiacos. La remodelación cardiaca precede al cuadro clínico de la insuficiencia y contribuye a su deterioro. Mensajeros químicos como la endotelina- 1, la norepinefrina y la angiotensina II, que activan la cascada de las MAP quinasas, provocan hipertrofia cardiaca, lo que favorece la isquemia y la aparición de arritmias. El manejo farmacológico de la insuficiencia cardiaca debe dirigirse a los mecanismos fisiopatológicos afectados, es decir, al bloqueo de las acciones deletéreas de los sistemas neuroendocrinos sobreestimulados y a evitar la pérdida de miocitos, la generación de fibrosis y de arritmias cardiacas, para lo cual es indispensable el manejo apropiado de los niveles intracelulares de Ca2+.
El pronóstico de insuficiencia cardiaca es pobre ya que un los signos y síntomas se presenta por un gasto cardiaco insuficiente y por una serie de mecanismos compensadores cardiovasculares y neurohumorales. Puede ocurrir ya sea en un ventrículo o en ambos y puede ser de acuerdo a la eyección insuficiencia cardiaca diastólica o sistólica.

Cuadro clínico
Frecuentemente se presentan síntomas y signos por intolerancia a los esfuerzos, como la disnea y la fatiga, y otros por retención de líquidos como el edema periférico y la congestión pulmonar
Clínicamente, la IC se caracteriza por la presencia de edema periférico, disnea, fatiga, ortopnea, disnea paroxística nocturna, cardiomegalia, y un tercer ruido en la auscultación.
Se ha utilizado el término de IC congestiva (ICC) cuando el acúmulo de líquido y la retención de sodio producen una congestión severa que causa un incremento de la presión venosa yugular, cambios pulmonares, edema periférico o hepatomegalia.








Etiología
Las 3 principales causas de IC son: la cardiopatía hipertensiva, la cardiopatía isquémica asociada con un infarto previo y la miocardiopatía dilatada.

Clínicamente, la IC puede presentarse por disfunción sistólica o diastólica.
En la IC sistólica la alteración ocurre por decremento en el número de miocitos o por disminución en la función contráctil de estos, lo que afecta la eyección.
En la IC diastólica el problema radica primariamente en una pobre relajación del miocardio, que afecta el llenado ventricular.4,18 Hemodinámicamente, en la primera existe clara depresión de la fracción de eyección (<40%); en la segunda, este parámetro está menos comprometido (>40%).
Los pacientes con IC secundaria a cardiopatía hipertensiva generalmente inician con sintomatología por disfunción diastólica, es decir, disnea de esfuerzo, y tienden a presentar un ventrículo izquierdo con hipertrofia concéntrica. Los pacientes con IC secundaria a isquemia o a una miocardiopatía idiopática, desarrollan IC por disfunción sistólica y usualmente presentan un dilatado.

Alteraciones electrofisiológicas
La mitad de las muertes por ICC son causadas por taquicardia ventricular y cerca del 80% de los pacientes con IC sistólica presentan este tipo de arritmia.La duración del PA en los miocitos de corazones en IC está prolongada, debido principalmente, a una reducción en la corriente de K+ durante la fase 1.
Por otro lado, las corrientes de calcio a través de los canales tipo “L” y tipo “T” se ven alteradas, lo que se ha asociado al hiperaldosteronismo que se presenta en la IC.
Estos cambios en las corrientes iónicas de los miocitos serían parcialmente responsables de una mayor probabilidad de generación de arritmias.
Otro mecanismo productor de arritmias cardiacas y de muerte súbita es, como ya se dijo, la activación de los RyR2, que permite una mayor salida de Ca2+ del RS, y favorece la generación de postdespolarizaciones tardías que pueden disparar una taquicardia ventricular.De hecho, recientemente se ha demostrado que un medicamento llamado JTV519, que es una benzotiacepina, estabiliza el estado cerrado de los RyR2 previniendo la aparición de arritmias.
Por último, debe aclararse que en la IC, la posibilidad de la aparición de arritmias cardiacas también posee un componente genético.

Clasificación
El síndrome clínico de insuficiencia cardíaca aguda puede clasificarse como insuficiencia anterógrada predominantemente izquierda o derecha, insuficiencia retró- grada izquierda o derecha, o una combinación de ambas.


 
Insuficiencia cardíaca anterógrada (izquierda y derecha).
La insuficiencia cardíaca aguda anterógrada puede presentarse de forma entre leve y moderada y cursar solamente con fatigabilidad de esfuerzo, o grave, con manifestaciones de hipoperfusión tisular en reposo y debilidad, confusión, somnolencia, palidez con cianosis periférica, sudoración fría, hipotensión, pulso filiforme y oliguria, que culminan en el cuadro completo del shock cardiogénico. Este síndrome puede estar inducido por una gran variedad de enfermedades.
Una historia adecuada puede facilitar el diagnóstico, por ejemplo:
     Síndrome coronario agudo con factores de riesgo relevantes, antecedentes y síntomas sugestivos;
     Miocarditis aguda con historia reciente sugestiva de infección vírica aguda;
     Disfunción valvular aguda con historia de enfermedad valvular crónica o cirugía valvular, infección con posibilidad de endocarditis bacteriana, o traumatismo de tórax;
     Embolismo pulmonar
     Taponamiento pericárdico.
      
El examen físico del sistema cardiovascular puede conducir al diagnóstico principal, por ejemplo, por la presencia de distensión de las venas del cuello y pulso paradójico (taponamiento pericárdico), ruidos cardíacos apagados relacionados con una disfunción sistólica miocárdica, o la desaparición de los ruidos valvulares artificiales o de un soplo adecuado que indican un problema valvular. En la insuficiencia cardíaca aguda anterógrada, el manejo inmediato debe incluir tratamiento de soporte para mejorar el gasto cardíaco y la oxigenación tisular. Estos objetivos se alcanzan con agentes vasodilatadores, administración de fluidos para alcanzar una precarga óptima, soporte inotrópico a corto plazo y (a veces) contrapulsación con balón intraaórtico.

Insuficiencia cardíaca izquierda retrógrada.
La insuficiencia cardíaca retrógrada izquierda puede estar relacionada con una disfunción ventricular izquierda de grado variable, desde leve a moderado, que cursa solamente con disnea de esfuerzo, hasta edema de pulmón con dificultades respiratorias (tos seca, a veces con esputos espumosos), palidez o incluso cianosis, sudación fría y presión arterial normal o elevada. A menudo es posible oir estertores finos en los campos pulmonares. La radiografía de tórax muestra congestión/edema de pulmón. La presencia de una enfermedad en el corazón izquierdo puede ser la causa de este síndrome, incluidos la disfunción miocárdica relacionada con condiciones crónicas previas, los daños agudos, como isquemia miocárdica o infarto, la disfunción valvular aórtica o mitral, los trastornos del ritmo cardíaco o los tumores del corazón izquierdo. Las enfermedades extracardíacas pueden incluir la hipertensión severa, estados de alto gasto (anemia, tirotoxicosis) y estados neurogénicos (tumores cerebrales o traumatismos). El examen físico del sistema cardiovascular, incluido el latido del ápex, la calidad de los tonos cardíacos, la presencia de soplos y la auscultación de los pulmones para valorar la presencia de estertores finos o de sibilancias espiratorias (asma cardíaca), puede indicar cuál es el diagnóstico principal. Los pacientes con insuficiencia cardíaca izquierda retrógrada deben ser tratados principalmente con vasodilatadores y, en algunos casos, puede requerirse el uso de diuréticos, broncodilatadores y narcóticos. Puede ser necesario el soporte respiratorio. Este soporte puede realizarse con presión de aire positiva continua o ventilación no invasiva con presión positiva o, en algunas circunstancias, con ventilación invasiva después de una intubación endotraqueal.

Insuficiencia cardíaca derecha retrógrada.
El síndrome de insuficiencia cardíaca derecha aguda está relacionado con la disfunción pulmonar y cardíaca derechas, lo que incluye la presencia de exacerbaciones de una enfermedad pulmonar crónica con hipertensión pulmonar, o una enfermedad pulmonar masiva aguda (p. ej., neumonía extensa o embolismo pulmonar), un infarto ventricular derecho agudo, un funcionamiento deficiente de la válvula tricúspide (de origen traumático o infeccioso), y una enfermedad pericárdica aguda y subaguda. También se debe tener en cuenta la posibilidad de que haya una enfermedad cardíaca izquierda avanzada que haya progresado hacia insuficiencia derecha y, de manera similar, se debe considerar la posibilidad de una cardiopatía congénita de larga evolución que haya evolucionado hacia insuficiencia ventricular derecha. Las enfermedades no cardiopulmonares incluyen el síndrome nefrítico/nefrótico y las enfermedades hepáticas terminales. También deben considerarse algunos tumores secretores de péptidos vasoactivos. Este síndrome se presenta típicamente con cansancio, edemas maleolares con fóvea, dolorimiento en la parte superior del abdomen (debido a la congestión hepática), dificultad respiratoria (con derrame pleural) y distensión abdominal (con ascitis). El cuadro completo incluye anasarca con disfunción hepática y oliguria. La historia y el examen físico deben confirmar la presencia del síndrome de insuficiencia cardíaca derecha aguda, indicar cuál es el diagnóstico de sospecha y guiar las exploraciones posteriores, que probablemente incluyan electrocardiograma (ECG), gasometría, medida de dímero-D, radiografía de tórax, ecocardiografía Doppler, angiografía o tomografía computarizada de tórax. La sobrecarga de líquidos de la insuficiencia cardíaca derecha retrógrada se maneja con diuréticos, incluida la espironolactona y, a veces, con un tratamiento corto con dosis bajas («dosis diurética») de dopamina. El tratamiento concomitante puede incluir antibióticos para la infección pulmonar y la endocarditis bacteriana, bloqueadores de los canales de calcio, óxido nítrico o prostaglandinas para la hipertensión pulmonar primaria, y anticoagulantes, trombolíticos o trombectomía para el embolismo pulmonar agudo.


 

Tratamiento

El tratamiento de la insuficiencia cardiaca no solo va dirigido al control de la sintomatología sino que también se debe de tomar en cuenta diversos factores los cuales son importantes para disminuir la mortalidad de esta enfermedad, así como debe darse prevención a los pacientes.

Estos son alguno de los diferentes manejos sindromáticos de la insuficiencia cardiaca:

Tratamiento no farmacológico

1      Actividad física. El ejercicio físico se puede prescribir a pacientes estables, el cual debe de ser principalmente aeróbico, regular y moderado genera beneficios no sólo al mejorar la clase funcional, sino también el aprovechamiento del consumo de sustratos bioenergéticos y el consumo miocárdico de oxígeno. Se ha comprobado que en enfermos isquémicos, la actividad física regular es capaz de mejorar la densidad de capilares sanguíneos a nivel miocárdico haciendo más eficiente la microcirculación.

2      Dieta. Es importante destacar que la restricción absoluta del sodio en la dieta está contraindicada en pacientes con IC, la recomendación se limita a restringir su ingesta a menos de 6 gr de sal al día. En cuanto a la ingesta de líquidos en aquellos con edema periférico o congestión pulmonar la recomendación es limitar la ingesta a 1000 cc de líquidos totales al día.

Tratamiento farmacológico
El manejo de la IC clásicamente ha estado dirigido a: disminuir la presión venosa central con diuréticos, reducir la postcarga con vasodilatadores periféricos y aumentar la contractilidad cardiaca con agentes inotrópicos.


Inhibidores de la ECA
El uso de los inhibidores de la ECA y los bloqueadores de los receptores para ANGII ha mejorado la sobrevida de los pacientes con IC. Se ha visto que este tipo de fármacos, además de disminuir la poscarga, reducen la hipertrofia ventricular izquierda.

Este tipo de fármacos son los principales para el manejo inicial de la insuficiencia cardiaca causada por una disfunción sistólica. Su principal objetivo terapéutico es el control neurohumoral. Estos fármacos han logrado mejoría sintomática, pero además disminuyen la mortalidad y la progresión del daño, algunas de las contraindicaciones para el uso de esos fármacos son la estenosis bilateral de las arterias renales o historia de edema angioneurótico. En presencia de efectos adversos se recomienda sustituir un IECA por otro, en aquellos casos en los que se tenga antecedente de eventos adversos.



Diuréticos

Los diuréticos, especialmente las tiazidas y los de asa, mantienen su lugar preponderante, pues permiten controlar la sobrecarga de volumen y los síntomas propios de la congestión.6 La espironolactona, así como otros inhibidores de los receptores de aldosterona que están en estudio, evitan la retención de sal, la pérdida urinaria de potasio y, lo más novedoso, disminuyen la fibrosis cardiaca.

Digitálicos

Los digitálicos, además de su clásico efecto inotrópico positivo, aumentan la descarga de las aferencias de los receptores de presión cardiacos, lo que se acompaña de una disminución de la actividad simpática sobre el corazón. Sin embargo, su utilización se ha asociado con un mayor riesgo de presentar arritmias.


Bibliografía
Ulate, G., & Campos, A. U. (2009). Actualización en los mecanismos fisiopatológicos de la insuficiencia cardiaca. Acta Médica Costarricense ISSN 0001-6012, 50(1).


Nieminen, M. S., Böhm, M., Cowie, M. R., Drexler, H., Filippatos, G. S., Jondeau, G., ... & Rhodes, A. (2005). Guías de Práctica Clínica sobre el diagnóstico y tratamiento de la insuficiencia cardíaca aguda. Versión resumida.Revista Española de Cardiología, 58(04), 389-429.

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